Dicen que antes de nacer,todos nos conocemos con todos xq en ese momento somos simplemente energía pero cuando nacemos olvidamos que nos conocemos y arrancamos de cero hasta que el destino nos vuelva a juntar.
Pero en ese momento en el que nos conocemos antes de nacer,hacemos "contratos" entre nuestras almas para reencontrarnos en esta vida.
Hasta ahí todo muy romántico. Pero lo que no nos cuenta nadie es que no solamente acordamos volver a encontrarnos para "ser felices y comer perdices". Con las personas que más nos aman acordamos reencontrarnos para crecer,evolucionar. Y crecer es animarse a enfrentar nuestras sombras para amigarnos con ellas y reconocerlas como nuestras,como parte de cada uno de nosotros.
¿Notaron que siempre nos peleamos o nos "agarramos" (es decir,enojamos) con las personas que más amamos? Ahí está la prueba de que esos "contratos" son reales.
¿Y saben qué es lo que me resulta maravilloso de todo esto? Que cada vez que la persona que nos ama nos lastima,nos hace enojar o pelea con nosotros,en realidad nos está mostrando qué es lo que tenemos que sanar nosotros. Y repito:estoy refiriéndome a alguien que nos da amor siempre y que eventualmente nos lastima. No hablo de las personas tóxicas que podemos tener en nuestras vidas y que lo único que nos dan son sufrimientos.
Así que la próxima vez que alguien que Uds aman y que los haga sentir amados los lastime,recuerden que esa persona los ama al punto de haber aceptado venir a esta vida a hacerlos crecer. No sé a Uds pero a mí me parece un gran gesto de amor. No cualquiera,amando tanto a alguien,acepta ser el que tenga que zamarrearnos el corazón y el espíritu para que nos despertemos y finalmente aprendamos a valorarnos a nosotros mismos.
Ojalá podamos dejar de ver a ese alguien como un verdugo y logremos mirarlo con la sabiduría del corazón. Muchas veces lo que parece dolor es crecimiento y aprendizaje. Es como cuando somos chicos y papá o mamá nos están enseñando a andar en bici y un día nos sueltan,nos caemos,lloramos,nos enojamos,nos duele. ¿Se dieron cuenta que los niños no les reclaman esa caída a sus papás? No les echan la culpa del golpe porque muy en el fondo saben que es parte del proceso y que ese proceso es parte de crecer.
Qué la vida nos recuerde esos niños que fuimos algunas vez y que nuestro corazón recuerde que aunque aveces duela,el aprendizaje es parte del crecimiento. Y no todo lo que juzgamos en el otro como "maldad" es "maldad". Cada persona llega a nuestra vida con un propósito acordado antes de nacer. Honremos y bendigamos eso.
Comentarios